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sábado, 23 de mayo de 2015

DE LAS DULCES Y AMARGAS DEFINICIONES DEL AMOR….
 Por Juan V Gutiérrez Magallanes


Es una inclinación o tendencia íntima y recóndita que puede constituirse en el núcleo de un triángulo donde para el caso que tratamos, sus vértices, están constituidos por María (madre de Jesucristo), Madre y Maestra.

El Amor como inclinación guarda en su esencia el bien que se quiere  para lo amado, «cuando se ama se da  todo  de sí, sin restricción de ninguna clase».
El Amor como manifestación de bien, el que debe llegar a otro ser, se aprende, como las manifestaciones requeridas para la convivencia en una  comunidad. 
Así como aprendemos amar de igual manera odiamos. 
En este aprendizaje, está inmersa la acción de María hacia su hijo Jesús, desborda todo su amor por el bien de su primogénito, amor que le da fortaleza para soportar su ausencia y sobrellevar una vida de tolerancia. Ante la misión de Jesús, por ese amor, adquiere la fuerza para no desgarrar su corazón ante la crucifixión de su hijo. 
Se va entonces colmando un libro del amor que se escribe a través de las vivencias e interrelación entre la Maestra y sus discípulos, su hacer se hace liberador de palabras, deshojándolos de la tiranía, para dejarlos libres de todo prejuicio en que la sociedad los envuelve. 
La  Maestra afirmada en su esencia liberadora, es integra, por esa tendencia amorosa hacia los seres a los que entrega su enseñanza.
Comparto la firme posición de aquellos que declaran que el amor se aprende, que tiene íntima relación con el trato, con el  calor humano que cataliza nobles acciones.  
A través del amor se van desarrollando fibras que inhiben el odio y facilita la comprensión humana, situación que trasciende a los demás seres de la naturaleza. 
Fundamentado en esta vivencia, podemos acoger lo expuesto por *Leo Buscaglia: «La única palabra lo suficientemente amplia que abarca la palabra amor es vida. El amor es vida en todos sus aspectos  y, si os olvidáis del amor, os olvidáis de la vida». Lo que no debe hacerse nunca. 
El buen maestro enseña a través del amor, y esa Clase de  Amor algunas veces se llama Intelectual, búsqueda  que hace el profesor para enriquecer el intelecto, o el interés por volcarse de manera íntegra en su trabajo. 
La inclinación del maestro por conmover a sus alumnos a través de las clases, implica, amor, porque no solamente da un conocimiento, sino que va más allá para calar en la formación de sus discípulos, la historia  muestra ejemplos de maestros que labraron el alma de sus alumnos: Sócrates hacia Platón, y éste hacia Aristóteles, y Aristóteles hacia Alejandro Magno, igual fue Andrés Rodríguez con respecto a Bolívar, algo muy parecido pasó con los estudiantes del gran Liceo de Bolívar: Quedamos cincelados por la pedagogía empleada por aquellos maestros. 
Con respecto a las Madres, el amor materno tiene correspondencia con el de María, la madre de Cristo. El amor maternal es sublime. Fundamentado en las relaciones de afecto entre madre e hijo. 
Me atrevo a decir que no  tanto es el engendrar, sino  el establecer las relaciones de tipo espiritual y material entre hijo y  madre. 
El amor maternal es un sentimiento con características  «teo fílicas», es decir, relacionado con el amor de Dios, su explicación queda en no encontrar una razón que satisfaga por qué se quiere a las madres, pues por más que se argumente,  quedamos cortos en la búsqueda de razones, pues ese amor es infinito. 
Definitivamente el eslabón que une a María- Madre y Maestra es el Amor.  Es en ese nódulo, donde se brindan grandes afectos, no se  mira sino con los ojos del alma, con  la estructura más íntima del ser.
Sartre habla del amor Físico, Maternal  e Intelectual. 
Al hablar del amor Físico, tocamos lo referente a la satisfacción física,  la inclinación que sentimos por otra persona y tiene como finalidad el acto sexual. 
A este amor cantan los poetas de muchas maneras: 
«Para los poetas de la canción el amor tiene definiciones que fluctúan entre lo dulce y lo amargo con un intermedio inevitable de agridulce». 
Para Agustín Lara, una definición agridulce: «...llorar con amargo llanto, que es grito y es canto, así es el amor» (Qué es Amor). Y en esta misma canción lo llama «tormento divino, dolor y placer». 
Miguel Matamoros, lo define como: «Fiel surtidor de místicos pesares» (Juramento). Otras veces se llega a definiciones tortuosas del Amor, tal como lo hace Farrés, en la canción «Toda una vida» donde expresa que el amor es  ansiedad, angustia , desesperación;  Y se llega a particularizar el amor: «su amor es como un grito que llevo aquí en mi  sangre y aquí en mi corazón, que produce dulces inquietudes  y amargos desencantos». (José Antonio Zorrilla). 
Otros desgarran el amor y dicen como Dalmar: «Amor se escribe con llanto». 
El Amor también se compara con la fuerza de la naturaleza. Rubén Fuentes en su canción Incontenible dice que, «Es como la tempestad, como el fuego del sol, es como un huracán». Y en esa fuerza el amor también es «Ave pasajera que se anida y entorpece el pensamiento».
Como lo describe Alfonso Esparza  en «No vuelvo Amar». 
Y ese amor se tira al azar, como Pedro Flores en su canción Amor Perdido: «Fue un juego y yo perdí, ésa es mi suerte / Y pago porque soy buen jugador…». 
Y se llega a la sublimidad en el mismo Flores, cuando deja escapar en su poema Obsesión: «Amor es un algo sin nombre, amor es la copa divina» …«Amor es el milagro de la vida, la única magnífica ilusión…» 
Flores trasciende en su descripción sobre el amor: «Cuando tú sientes amor verás  de color rosa  los colores, habrá miel en todos los sabores». 
El Amor también se eterniza. «Hasta la eternidad te seguirá mi amor». Darío Jaramillo Agudelo. 
Por  eso trasciende, y muy a pesar de esta connotación jamás llegará a superar al amor establecido como núcleo triangular de Madre-María y Maestra. 
Bibliografía: «La Poesía en la Canción Popular Latinoamericana: Darío Jaramillo Agudelo»
                                                             



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